Hace varios días que planeo sentarme a escribir, tenía pensado hablar de cómo el pánico se fue apoderando de nuestra ciudad, de cómo poco a poco el cubre boca se convirtió en parte del paisaje urbano del DF, de cómo los supermercados se atiborraron con compradores apanicados, de cómo pasamos de la incredulidad al asombro, de cómo nos confinamos en nuestras casas, de cómo se vive un temblor con miedo a contagiarte. Sin embargo, hoy estoy sentada escribiendo de cómo se siente el desempleo en medio de la amenaza inminente de pandemia.
El lunes alrededor de las 12 del día, unos minutos después del temblor, me mandaron llamar para darme la noticia. No le voy a dar vueltas, me dijo. No le des, contesté. Me alcanzó la crisis, me quedé sin chamba.
Con el mundo en pausa me resulta difícil calmar esta avalancha de preguntas, qué voy hacer, quiero seguir por aquí, quiero seguir en publicidad, cuánto tiempo, cómo, qué cuánto ¿????????????????
Por lo pronto puse en marcha mi plan DN3, salir corriendo a Querétaro, pasar unos días con mi familia con los que me quieren sobre todo y a pesar de todo, cambiarme el look, meditar, leer y repetirme varias veces al día que todo saldrá bien.
Así que ofrezco públicamente mis servicios de producción, hago cine, teatro, eventos, promociones, bodas, bautizos, primeras comuniones, XV años y bailes de pueblo.