A los 30 tienes claro lo que quieres en la vida, hay dudas que desaparecen porque ahora son certezas. El camino deja de ser obscuro y sin dirección para convertirse en tu propio camino, el que te haz trazado. Llegar a este punto no ha sido fácil, hay que probar muchas veredas, hay que ir recolectando la ropa y los accesorios necesarios para poder caminar con comodidad, con paso firme.
Ahora la responsabilidad es más grande, ya no se vale echarle la culpa al otro, ya no se vale esconderse entre los recovecos de una zona desconocida, ahora la responsabilidad es con uno mismo e intentar engañarse a si misma sería una estupidez. Sé muy bien lo que quiero, sé en qué quiero trabajar y sobre todo, tengo muy claro qué es lo que no quiero. Lo que sigue es hacer todo lo que esté en mis manos para conseguirlo y de vez en cuando hacer un alto para ver lo que hay agradecer y disfrutar porque nunca se sabe cuándo termina el juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario